El glifosato y los productos a base de glifosato se han sometido a numerosas pruebas, tanto en laboratorio como sobre el terreno, para evaluar su posible toxicidad para las abejas. El resultado de estas pruebas muestra que no tienen efectos adversos agudos ni crónicos para las abejas. Esto significa que las abejas no mueren ni sufren daños en caso de entrar en contacto con el glifosato. A modo de ejemplo, un estudio exhaustivo realizado por Thompson et al (2014) no encontró efectos adversos en la supervivencia de las abejas adultas ni en la supervivencia o el desarrollo de las crías en las colonias de abejas melíferas tratadas con glifosato incluso en niveles por encima de las exposiciones ambientalmente reales.

Las autoridades reguladoras, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (en inglés, EFSA) y la Agencia de Protección del Medio Ambiente (en inglés, EPA) de EE. UU., llevan a cabo evaluaciones exhaustivas para garantizar que los productos fitosanitarios, como el glifosato, puedan utilizarse de forma segura en el medio ambiente. Como parte de este proceso, las autoridades reguladoras evalúan específicamente el potencial de efectos sobre los organismos no objetivo, incluidas las abejas. Solo reciben la aprobación aquellos productos que no suponen un riesgo inaceptable para el medioambiente.